Ventajas y desventajas ha traído la tecnología. De las primeras disfrutamos y estamos conscientes, pero de las segundas somos víctimas sin darnos cuenta. Uno de esos males lo denominaré paranoia 3.0, que surge desde que se hizo posible mantener contacto a través de un nombre de usuario y contraseña.
Esa paranoia surgió casi a la par del Messenger, al ver que “alguien” se conectaba sin hablarnos, y que pronto evolucionó al “visto” sin respuesta. La bomba de emociones que surge en los adolescentes es la misma que sienten las marcas al saberse en los medios digitales y tener la incertidumbre de ser vistas o ignoradas.
La solución a esa paranoia – ver amor u odio donde no los hay—es sólo el control de las emociones, como nos enseña Marco Aurelio en sus meditaciones. Ser abatido por las emociones es normal, pero más vale aprender a mantenernos estables para no desvirtuar la realidad. ¿Cómo lograrlo? Observando.
La observación es el primer paso del método científico. Esta actividad no sólo implica la vista, pues se necesitan de todos los sentido atentos a lo que ocurre. Debemos hacer labores antropológicas y hasta de arqueológicas para comprender lo que ocurre alrededor de nuestra marca y de la competencia.
Los blogs y demás conversaciones disponibles a los ojos curiosos son una gran herramienta para la observación, pues son reflejos fieles de la mente social. En principio, estas plataformas paralizaban de pánico a las marcas, pero la experiencia nos ha enseñado a usarlas como un medio de comunicación.
Echar un vistazo a los comentarios de la personas en algún blog o noticiero en línea es enriquecedor, pues denota la cultura y las diferencias sociales. Incluso, es notoria una cierta paranoia en que caen los participantes en dichas conversaciones, pues casi siempre hay algún pleito o insulto porque alguien se sintió agredido sin que se atacara su persona.
¿Qué ocasiona esas discusiones? La falta de objetividad. Si desde el principio nos involucramos personalmente con alguna circunstancia, es muy probable que salgamos perdiendo. Lo que la paranoia 3.0 nos enseña es que las emociones vistas desde lejos son más constructivas y que debemos actuar como psicólogos de las marcas: mantenerse al margen, diagnosticar y dar una solución sin lazos emocionales.
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