miércoles, 28 de septiembre de 2011

CQ... Hace tiempo que no veia una pelicula tan buena...




Sofía Coppola, hija del famoso director Francis Ford Coppola, recibió grandes elogios y fama por la película "The Virgin Suicides" (chequen el archivo), que fue su debut como directora en el 2000. Ciertamente la película tiene muchas virtudes y muestra un muy particular estilo, aunque es un poco difuso y pausado. Por eso me extraña el virtual anonimato en que ha caído la cinta "CQ", debut de Roman Coppola, hermano de Sofia e hijo del mencionado Francis Ford.
En mi opinión "CQ" es una mucho mejor película que "The Virgin Suicides" pues ofrece una clara y fuerte visión, acompañada de una ingeniosa trama que logra funcionar como homenaje a varias cosas: al cine "New Wave" francés de los sesentas, a las bobas pero divertidas cintas de ciencia ficción de los setentas y a la frivolidad general de la industria fílmica. Y además, cuenta una entretenida historia.
"CQ" se desarrolla entre 1969 y 1970, y en ella conocemos a Paul (Jeremy Davies), un joven cineasta que, atraído por el avant-garde del cine en Francia, se ha mudado a Europa, donde trabaja como editor de la película "Dragonfly", una simple película que mezcla espionaje, ciencia ficción y las revolucionarias ideas de izquierda predominantes en esa época. El director de la cinta es Andrezej (Gérard Depardieu), un "artiste" fílmico que insiste en imponer sus ideas políticas en lo que debería ser una sencilla película de espías. Pero Enzo (Giancarlo Giannini), el veterano productor, no quiere manifiestos ideológicos, sino una película sexy que pueda vender fácilmente en los mercados internacionales. La colisión de estos dos hombres resulta en el violento despido de Andrezej, por lo que el productor decide contratar a Felix de Marco (un fantástico Jason Schwartzman) para completar la película, que no tiene aún un final decente. Pero Félix sufre un accidente, y por recomendación de un amigo, Paul termina como director emergente de "Dragonfly", enfrentándose al enorme problema de pensar en un final que complazca al productor y que de algún modo no traicione las válidas ideas que la cinta expresa. Pero curiosamente, entre más se acerca a encontrar un final apropiado, los eventos en "Dragonfly" empiezan a semejarse a su vida real y viceversa...
El maravilloso guión de "CQ" es una de esas historias que se desarrollan orgánicamente y en las que los eventos no parecen salidos de la mente del escritor, sino de una suerte de magia caótica que da forma caprichosa pero consistente a las situaciones que desesperadamente navegan los personajes. Un arco paralelo a la trama principal es la vida personal de Paul. Mientras que trata de lidiar con los productores y actores de "Dragonfly", trata de filmar una película personal, con equipo prestado de la producción grande. Pero su novia Marlene, a pesar de su frívola personalidad, es su más certera crítica, denunciando sus pretensiones artísticas como meros ejercicios de inmadurez emocional.
Entonces, tomando en cuenta todos estos factores, no es difícil suponer que hay gran parte de auto-biografía en "CQ", tal vez no en los hechos mismos (aunque el productor me parece una caricatura de Dino De Laurentiis o de Luigi Cozzi), pero sí en los problemas, inseguridades y actitudes del joven cineasta, sin duda un alter-ego del mismo Roman Coppola.
El guión de esta cinta funciona en tantos niveles que no es de extrañar su aparente fracaso en taquilla. "CQ" es demasiado ligera y humorística para ser tomada en serio por el mundillo del cine de arte, y demasiado inteligente para pasar por una simple comedia satirizando las interioridades del cine.
Estamos, entonces, frente a una de esas raras obras que no busca encajar cómodamente en un género para su fácil venta, sino que presenta ideas frescas de forma original, tal vez no muy accesible, pero tremendamente estimulante.
Mitad homenaje al cine de antaño, mitad auto-biografía y mitad ensayo sobre la naturaleza de la creatividad (así es... ¡tres mitades!), "CQ" es una pequeña joya injustamente ignorada por el "mainstream". Quien se precie de cinéfilo se hará un favor viendo esta película; tal vez no les guste a todos, pero los temas que toca y el modo en que los aborda, son novedosos y siempre interesantes. Y quienes la consideren un pomposo ejercicio estudiantil están viendo sólo una cara de la moneda.

http://www.cinetube.es/peliculas/comedia/ver-pelicula-cq.html

lunes, 26 de septiembre de 2011

20 curiosidades sobre Sigmund Freud







Sigmund Freud fue un médico neurólogo 
austriaco, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. Freud nació el 6 de mayo de 1856, en Příbor, Moravia, Imperio austríaco (actualmente República Checa) y falleció un 23 de septiembre de 1939, en Londres, Inglaterra. Para recordarlo te traemos algunas curiosidades que probablemente desconocías.

1. Freud fue el hijo primogénito, el mayor de 6 hermanos, y en muchos sentidos, el preferido de sus padres. Su madre lo llamaba “mi niño dorado” o “Sigi”. A él se le permitió acudir a la universidad, no sin arduos sacrificios, sabiendo que era una forma segura de ascender en la escala social. Fue un alumno brillante.

2. Tenía un temor inexplicable al número 62, tanto que nunca se hospedaba en un hotel con más de 62 cuartos.

3. Freud le tenía fobia a los helechos.

4. En sus inicios como médico y neurólogo usaba la hipnosis como terapia en sus pacientes.

5. Consumía cocaína y la prescribió para algunos de sus pacientes.

6. Para algunos estudiosos, Sigmund Freud era más un filósofo que un científico.

7. Su familia judía se trasladó a Viena cuando Sigmund aún era un niño, para escapar del antisemitismo de su lugar natal.

8. Creía que una persona podía curarse de sus conflictos internos y emocionales simplemente hablando de ellos, esto lo llamó "cura del habla".

9. Freud hablaba de la "envidia del pene" en la mujer.

10. Pasó por 33 intervenciones quirúrgicas a causa del cáncer de boca que le aquejaba.

11. Carl Jung y Wilhelm Reich fueron discípulos de Sigmund Freud.

12. Aprendió castellano por gusto propio, para ser capaz de leer El Quijote en su lengua original.

13. Tuvo el deseo de estudiar leyes y dedicarse a la política pero, al final, optó por la medicina tras escuchar una conferencia de Carl Bruhl sobre el Ensayo Sobre La Naturaleza, atribuido a Goethe. En su etapa de estudiante, tuvo una destacada etapa como investigador en psicofisiología.

14. Tuvo que abandonar su trabajo como investigador de laboratorio y apresurarse a atender pacientes en consulta privada por la premura económica que adquirió al enamorarse de Martha Bernays.

15. Psicoanalizó a su hija, Anna Freud, quien más adelante tendría un papel importante en el desarrollo posterior del psicoanálisis. Es especialmente famosa por sus trabajos sobre la infancia.

16. Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo XX y por la cual fue acusado de pansexualista.

17. Le gustaba coleccionar estatuillas antiguas, dar largos paseos recogiendo setas y jugar a las cartas.

18. Debido a que ya no soportaba el dolor que sufría en la boca, Freud le pidió a su médico personal que le administrara una inyección de morfina, la cuál le causó la muerte en 1939.

19. Tanto su casa en Viena, donde vivió casi medio siglo, como la de Londres, donde pasó el último año de su vida, son, en la actualidad, dos prestigiados museos que reciben visitantes de todas partes del mundo.

20. En su honor se le dio la denominación «Freud» a un pequeño cráter de impacto lunar que se encuentra en una meseta dentro de Oceanus Procellarum, en la parte noroeste del lado visible de la luna

@Culturizando

lunes, 19 de septiembre de 2011

Predijeron que no funcionarían... y se equivocaron


Robot
Aunque ahora parece difícil, los robots podrían pasar a formar parte de nuestras vidas en un futuro.

Los rayos X son un engaño, la televisión no perdurará porque la gente se cansará de mirar a una caja todas las noches, la bombilla incandescente es un claro fracaso y todo lo que podía ser inventado ya fue inventado.
Estas afirmaciones categóricas han sido hechas por personas que en su momento se consideraban expertos.
La historia está llena de inventos que ahora damos por seguros, pero que en el pasado fueron calificados de raros, inutilizables, impopulares y, en algunos casos, fruto de de la brujería.
Todo esto queda bien resumido en una frase del actor británico Peter Ustinov, quien en una ocasión dijo: "Si el mundo estuviera a punto de explotar, la última voz audible vendría de un experto afirmando que eso es imposible".
Así que, ¿sobre qué cosas se equivocaron en el pasado los expertos? Aquí les presentamos algunas de ellas. Y también otras sobre las que sí acertaron.

El iPad

Tabletas
No hace mucho se pensaba que las tabletas no tendrían éxito entre los consumidores.
La tableta de Apple fue alabada en su lanzamiento, aunque algunos analistas aseguraron que no se encontraba entre lo que querían los consumidores, por lo que no sería ampliamente utilizada.
La tableta ya había sido probada en varias ocasiones en el pasado y nunca había disfrutado de un éxito masivo.
Después de que Apple anunciara el lanzamiento del producto, la firma de investigaciones Simpson Carpenter concluyó que no había "un incentivo convincente para que los consumidores lo compraran". Incluso en el programa Click de la BBC muchos mostraron su escepticismo sobre cuán práctico sería el iPad.
Menos de 18 meses después y tras más de 30 millones de tabletas vendidas, el mercado ha sido redefinido por el éxito de este producto.
Numerosas compañías han lanzado aparatos similares con la esperanza de tener éxito en un segmento que, según algunos estimados, a fines de 2011 tendrá un valor de US$30.000 millones.

El teléfono

Teléfono celular
El teléfono hoy en día es utilizado por miles de millones de personas.
El funcionamiento del teléfono fue demostrado con éxito en 1876, dos años antes de que el ingeniero jefe de la Oficina de Correos británica diera su opinión sobre este invento.
"Los estadounidenses necesitan el teléfono, pero nosotros no. Tenemos muchos chicos mensajeros", aseguró William Preece.
Y no fue el único en mostrar sus reparos sobre el teléfono.
En un informe interno elaborado en la época en la que se concedió la patente del teléfono, la compañía de telegrafía Western Union no parecía preocupada por la competencia del nuevo invento.
"El teléfono tiene demasiadas fallas como para ser considerado seriamente como un medio para comunicarse. Este aparato no tiene un valor inherente para nosotros", se podía leer en el documento.
El teléfono hoy en día es utilizado por miles de millones de personas y ha convertido la comunicación instantánea a distancia en una realidad.

Las notas Post-it

notas Post-it
Los Post-it se venden en más de 100 países, en 25 formas diferentes y 62 colores
Las notas Post-it no son una invención de tecnología punta, pero el adhesivo que se utiliza para que se peguen a cualquier superficie parecía imposible de conseguir.
"Si lo hubiera pensado bien, no habría hecho el experimento", aseguró Spencer Silver, creador del adhesivo.
"La literatura científica estaba lleva de ejemplos que aseguraban que no se podía conseguir".
La dificultad era hallar un adhesivo que fuera lo suficientemente pegajoso como para adherirse a las cosas sin dañarlas o dejar marcas, y que pudiera ser reutilizado.
Incluso después de que las Port-it fueran inventadas, el director de marketing de la compañía que las comercializa no podía verles un uso, asegurando que se utilizarían como papel de deshecho. Tan sólo cuando las peticiones del producto le empezaron a llegarle a él, cambió de opinión.
Cerca de 30 años después de que fueran inventadas, las Post-it se venden en más de 100 países, en 25 formas diferentes y 62 colores.

Las ventas por internet

Mujer usando computadora
Uno de los problemas prácticos que presentaban las compras a distancia era la lentitud del reparto.
En un artículo de la revista Time de 1966, algunos "expertos" decían estar seguros de que, si bien las ventas a distancia eran posibles, fracasarían "porque a las mujeres les gusta salir de casa, tocar los productos y poder cambiar de opinión".
Pese a ello, predecían que algún día sería posible "que las amas de casa pudieran conectarse con su supermercado a través de un video-teléfono, examinar las uvas y ponerles un precio, sin salir del salón de su casa".
Uno de los problemas prácticos que presentaban las compras a distancia cuando ese artículo fue publicado era la lentitud del reparto.
En 1965, el estudiante de la Universidad de Yale Frederick W. Smith escribió un trabajo sobre cómo repartir paquetes en EE.UU. en uno o dos días. Según explicó, sus profesores no le pusieron buena nota ya que consideraron que la idea no era factible.
El 17 de abril de 1973 nació de la mano de Fred Smith Federal Express, conocida hoy como FedEx Express.
Actualmente FedEx tienen unos ingresos de US$9.500 millones

¿Quién acertó?

GPS
En 1993 una publicidad adelantaba el uso del GPS.
A la ciencia ficción se la acusa de exagerar los inventos del futuro, como en el caso de los sistemas de comunicación de la serie "Star Trek" o el sistema de reconocimiento gestual de la película "Minority Report". Pero hay otras predicciones que sí se han convertido en realidad.
Hay un hombre que parece tener una gran intuición para prever futuras invenciones: el actor estadounidense Tom Selleck, famoso por interpretar al detective privado Magnum.
"¿Has tomado prestado un libro que se encuentra a miles de kilómetros?", preguntaba en 1993 el actor a los telespectadores en un anuncio de la firma de telecomunicaciones AT&T dirigido por David Fincher, realizador de películas como "Seven" o "El Club de la Lucha".
En esa clic serie de anuncios en los que el slogan era "Podrás" (You Will) se predecía la navegación con GPS, las redes inalámbricas de internet, las tabletas, los e-books, las compras por internet, las video-llamadas (aunque desde una cabina telefónica y no desde un celular), las películas a la carta por televisión y muchos otros inventos que hoy forman parte de nuestras vidas.

martes, 13 de septiembre de 2011

Estudio dice que Bob Esponja perjudica el desarrollo cerebral de los niños


No es ningún misterio que Bob Esponja no es un dibujo animado necesariamente muy educativo, pero resulta que un estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Virgina arrojó que este programa de televisión podría dañar las capacidades cognitivas del cerebro de los niños. Si aparte de verlo en Nickelodeon, tienes la colección en DVD, comienza a preocuparte del estado del tuyo.
El estudio -publicado en la revista Pediatrics- se realizo con 60 niños de cuatro años, a los que se les dividió en tres grupos de 20 y se les expuso a un intervalo de nueve minutos de actividad: Un grupo vio Bob Esponja (de un ritmo rápido), otro vio Calliou (de un ritmo más lento) y el último sólo debió quedarse dibujando.
Posteriormente se les evaluó la memoria y las habilidades de pensamiento y se evidenció que los menores que los menores que vieron la caricatura más vertiginosa arrojaron resultados mucho más bajos en las pruebas de pensamiento que los de los otros dos grupos (que marcaron similar entre sí).
La teoría de los científicos es que el cerebro de los niños se sobrecarga o agota frente al nivel de estimulación de los dibujos rápidos, repercutiendo en su posterior rendimiento. No que no queda establecido son los efectos a largo plazo, sobre todo considerando el alto promedio de horas frente al televisor que tienen actualmente los niños.
Nickelodeon salió de inmediato al paso, cuestionó la metodología del estudio en base a que la muestra es demasiado chica y no es el público objetivo de la serie, pero desde el estudio se defienden asegurando que la metodología es sólida y que a pesar de que la medición es pequeña, su diseño es más sólido que el de investigaciones pasadas.
¿Tendrán relación los factores expuestos en el estudio? Pobre Bob…

domingo, 11 de septiembre de 2011

Estramonio, la planta mortal "de las brujas"

Estramonio silvestre
Tiene muchos nombres, pero casi ninguno es halagador.
Ha sido la planta de los aquelarres, de los adivinos, de los ritos chamánicos y últimamente de las fiestas más extremas.
La muerte de dos jóvenes en España después de consumir un cóctel que contenía estramonio, una planta alucinógena y venenosa, ha puesto la atención sobre la llamada hierba del diablo.
Los cuerpos de los jóvenes, de 18 años, fueron encontrados en medio de los bosques de Perales del Río, un pueblo de los alrededores de Madrid donde se suelen organizar ruidosas raves (fiestas de música tecno) en edificios abandonados como El Monasterio de la Aldehuela, un lugar de culto para este tipo de celebraciones y reuniones esotéricas.
Minutos antes de que murieran, una pareja se topó con una de las eufóricas víctimas visiblemente alterado por el cóctel que había consumido.
En los análisis de sangre se encontró alcohol, speed (droga sintética) y estramonio.
Aunque la autopsia determinó que la planta no fue la causante directa sino un golpe de calor, una de las consecuencias de su consumo es la hipertermia: sofoco y sensación de asfixia combinados con problemas cardiovásculares.

Veneno gratis

"Es una sustancia peligrosa, puede provocar un ataque al corazón. Las semillas son las más tóxicas, te envenenas con sólo unos pocos gramos", explica a BBC Mundo la toxicóloga María del Mar Serrano.

El estramonio (Datura stramonium) es la planta más venenosa de la familia de las solanáceas por encima de especímenes como la mandrágora, el borrachero o la escopolia

"Su alta concentración de alcaloides como la atropina, escopolamina e hiocinamina se traduce en delirios, mareos y alucinaciones que fácilmente pueden conducir a la muerte", agrega la experta.
Las víctimas del Monasterio, abandonados entre el silencio y los graffitis, bebieron un mejunje a base de estramonio que les ofrecieron. A los pocos días la policía detuvo a las dos personas que prepararon la bebida, a quienes se les acusó de tráfico de drogas y homicidio.
Según las autoridades los detenidos repartieron gratuitamente la bebida con la intención de abrir mercado.
No es la primera vez que ocurre. Hace unos años en Valencia un músico ambulante danés le repartía a los transeúntes un líquido que el describía como la "bebida de las brujas".
Cinco estudiantes extranjeros bebieron el brebaje de estramonio, también conocido como la manzana espinosa. Todos resultaron envenenados y dos de ellos murieron.
Una semana después cuatro jóvenes que participaron en la marcha del Orgullo Gay fueron hospitalizados después de que alguien les diera a beber un cóctel con estramonio.

Uso iniciático y medicinal

Utilizada en ritos de iniciación, hay referencias del estramonio desde la antigua Roma o en documentos de brujería de la Edad Media.
Estramonio (Datura stramonium)
El estramonio es difícil de erradicar pues crece silvestre en los campos.
Su estrecha relación con el esoterismo va de la mano con los alcaloides de la planta que provocan alucinaciones durante horas.
"Es una planta muy común. Es nativa de Sudamérica y Asia pero se encuentra fácilmente en los bosques mediterráneos. Crece en solares abandonados o en huertos sin cultivos", comenta Serrano.
A pesar de su letalidad, el estramonio tiene propiedades antiinflamatorias por lo que se utiliza para tratamientos de várices o hemorroides.
A partir del estramonio, el químico alemán Albert Ladenburg aisló en el siglo XIX la escopolamina (burundanga), un alcaloide que se utiliza como antiespasmódico y analgésico en los partos, así como en el tratamiento del mal de Parkinson.
En los alrededores de Perales del Río, donde ocurrió la tragedia de los dos jóvenes fallecidos, las autoridades han comenzado a erradicar las plantas de estramonio pero son conscientes que eliminarlas es prácticamente imposible, pues crecen silvestre por toda la península.
Su fuerte y desagradable olor la delata, quizás por ello también es llamada la hierba hedionda.

115 Mentiras sobre los atentados del 11 de Septiembre por David Ray Griffin


Sigue sin haber una versión oficial sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. No se ha abierto investigación judicial alguna sobre los propios atentados ni la menor investigación parlamentaria. No hay más que una versión gubernamental recogida en un informe presentado por una comisión presidencial. El profesor David Ray Griffin, autor de una obra de referencia en la que estudia ese informe, encontró en ese texto 115 mentiras aquí enumeradas.
Red Voltaire
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Derrumbe del edificio n°7 del World Trade Center Este edificio no fue impactado por ningún avión y su derrumbe presenta las características de una demolición controlada. (cf. video). La comisión investigadora ni siquiera abordó el tema.
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Para cada mentira nos referiremos a los análisis que hace el profesor David Ray Griffin en su obra Omisiones y manipulaciones de la Comisión Investigadora. Las cifras que aparecen entre paréntesis se refieren a las páginas de la edición original estadounidense de ese libro.
1. Omisión de la prueba de que por lo menos 6 de los supuestos secuestradores aéreos (entre ellos Waled al-Shehri, acusado por la Comisión de haber apuñaleado a una azafata del vuelo UA11 antes del choque del avión contra la torre norte del World Trade Center) están vivos actualmente (19-20).
2. Omisión de pruebas sobre Mohamed Atta (como su pronunciada inclinación por la bebida, por la carne de puerco y las exhibiciones eróticas privadas o lap dances) que contradicen las afirmaciones de la Comisión de que Atta se había convertido en un fanático religioso (20-21).
3. Confusión voluntariamente creada alrededor de las pruebas que demuestran que Hani Hanjur era tan mal piloto que nunca hubiera sido capaz de lograr estrellar un avión de pasajeros contra el Pentágono (21-22).
4. Omisión del hecho que las listas de pasajeros (flight manifests) que se hicieron públicas no contenían ningún nombre árabe (23).
5. Omisión del hecho que nunca, ni antes ni después del 11 de septiembre, se ha visto que un incendio haya provocado el desplome total de un edificio con estructura de acero (25).
6. Omisión del hecho que los incendios de las Torres Gemelas no fueron ni extremadamente extensos ni especialmente intensos y que ni siquiera duraron mucho tiempo comparados con otros incendios ocurridos en rascacielos (con estructuras) similares sin que estos últimos se desplomaran (25-26).
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«Omissions et manipulations de la commission d’enquête sur le 11 septembre» (Omisiones y manipulaciones de la Comisión investigadora) es el libro del profesor estadounidense D. Ray Griffin, en version francesay disponible en la librería electrónica de la Red Voltaire.
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7. Omisión del hecho que, dada la hipótesis que el incendio provocó los derrumbes, la torre sur, que fue golpeada después que la torre norte y afectada por un incendio de menor intensidad, no debería haber sido la primera en desplomarse (26).
8. Omisión del hecho que el edificio n°7 del World Trade Center (contra el cual no se estrelló ningún avión y que sólo sufrió pequeños incendios muy localizados) también se desplomó, hecho sobre el cual la Agencia Federal para el Manejo de Situaciones de Emergencia (FEMA) confesó que no podía ofrecer ninguna explicación (26).
9. Omisión del hecho que el derrumbe de las Torres Gemelas (y el del edificio n°7) presenta al menos 10 características de haber sido producto de una demolición controlada (26-27).
10. Afirmación según la cual el núcleo de la estructura de cada una de las Torres Gemelas era «un pozo de acero vacío», afirmación que niega la presencia de 47 columnas de acero macizo que eran en realidad el centro de cada torre. Según la teoría del «apilamiento de pisos» (the «pancake theory») que explica los derrumbes, varias decenas de metros de esas columnas de acero macizo debieran haber quedado en pie (27-28).
11. Omisión de la declaración de Larry Silverstein [el propietario del WTC], declaración según la cual el propio Silverstein en coordinación con los bomberos decidió «demoler» –en lenguaje técnico (to «pull»)– el edificio n°7 (28).
12. Omisión del hecho que el acero de los edificios del WTC fue rápidamente recogido del lugar de los hechos y enviado al extranjero por vía marítima ANTES de que pudiera ser analizado en busca de huellas de explosivos (30).
13. Omisión del hecho que el edificio n°7 había sido evacuado antes de su derrumbe, lo implica que la razón que se dio oficialmente para acelerar lo más posible la recogida del acero [en aquel lugar] (porque podía haber sobrevivientes bajo los escombros) no tenía ningún sentido en el caso de este edificio (30).
14. Omisión de la declaración del alcalde R. Giuliani quien dijo que se le advirtió de antemano que el WTC iba a derrumbarse (30-31).
15. Omisión del hecho que Marvin Bush, hermano del presidente estadounidense, y su primo Wirt Walker III eran los directores de la compañía encargada de garantizar la seguridad del WTC (31-32).
16. Omisión del hecho que el ala oeste del Pentágono, [la misma que fue impactada el 11 de septiembre], era precisamente, por diversas razones, la que menos posibilidades tenía de ser blanco de los terroristas de al-Qaeda (33-34).
17. Omisión de toda discusión tendiente a determinar si los daños que sufrió el Pentágono correspondían realmente con los daños que podría haber provocado el impacto de un Boeing 757 desplazándose a varios cientos de kilómetros por hora (34).
18. Omisión del hecho que existen fotos que demuestran que la fachada del ala oeste no se derrumbó hasta 30 minutos después del impacto y que el orificio de entrada es demasiado pequeño para el diámetro de un Boeing 757 (34).
19. Omisión de todo testimonio contradictorio sobre la presencia o la ausencia de pedazos visibles de un Boeing 757, ya sea dentro o fuera del Pentágono (34-36).
20. Ausencia total de discusión tendiente a determinar si el Pentágono disponía de un sistema de defensa antimisiles capaz de derribar un avión de pasajeros, aún cuando la Comisión sugirió que los terroristas de al-Qaeda decidieron no atacar una central nuclear precisamente porque pensaron que esta dispondría de ese tipo de defensa (36).
21. Omisión del hecho que las imágenes provenientes de diferentes cámaras (incluyendo las de la gasolinera que se encuentra frente al Pentágono, confiscadas por el FBI inmediatamente después del impacto) podrían ayudar a determinar qué fue realmente lo que impactó el Pentágono (37-38).
22. Omisión de la alusión del secretario de Defensa D. Rumsfeld a «un misil[ utilizado] para golpear [el Pentágono]» (39).
23. Aprobación aparente de la respuesta, totalmente insatisfactoria, a la pregunta tendiente a saber por qué los agentes del Servicio Secreto permitieron que el presidente Bush permaneciera en la escuela de Sarasota cuando, según la versión oficial, deberían haber pensado que un avión secuestrado podía tener esa misma escuela como blanco (41-44).
24. Fracaso en explicar por qué el Servicio Secreto no pidió una escolta de aviones de caza para [el avión presidencial] Air Force One (43-46).
25. Afirmaciones según las cuales en el momento en que el cortejo presidencial llegó a la escuela [de Sarasota], ninguno de los asistentes sabía que varios aviones habían sido secuestrados (47-48).
26. Omisión del informe según el cual el secretario de Justicia John Ashcroft había recibido una advertencia para que dejara de viajar en líneas aéreas comerciales antes del 11 de septiembre (50).
27. Omisión de la afirmación de David Schippers de que, basándose en informaciones provenientes de agentes del FBI sobre posibles ataques en el sur de Manhattan, él había tratado infructuosamente de transmitir dicha información al secretario de Justicia John Ashcroft durante las 6 semanas anteriores al 11 de septiembre (51).
28. Omisión de toda mención sobre el hecho que agentes del FBI afirmaron tener conocimiento de los blancos y fechas de los ataques [terroristas] mucho antes de los hechos (51-52).
29. Afirmación, mediante una refutación circular que da la cuestión por resuelta, de que el desacostumbrado volumen de compras de acciones en baja antes del 11 de septiembre no implica que los compradores supieran de antemano que los ataques iban a producirse (52-57).
30. Omisión de los informes según los cuales el alcalde [de San Francisco] Willie Brown y ciertos responsables del Pentágono fueron advertidos de que no debían tomar el avión del 11 de septiembre (57).
31. Omisión del informe según el cual Osama ben Laden, que ya en aquel entonces era el criminal más buscado por Estados Unidos, fue atendido en julio de 2001 por un doctor estadounidense en el hospital estadounidense de Dubai y que recibió allí la visita de un agente local de la CIA (59).
32. Omisión de los artículos que sugieren que, después del 11 de septiembre, el ejército estadounidense permitió deliberadamente la fuga de Osama ben Laden (60).
33. Omisión de informes, entre ellos el que reportaba la visita del jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita a Osama ben Laden en el hospital de Dubai, que entran en contradicción con la versión oficial de que la familia de Ben Laden y su país han renegado de este (60-61).
34. Omisión del resumen de Gerald Posner sobre el testimonio de Abu Zubaydah, según el cual tres miembros de la familia real saudita (que murieron los tres misteriosamente con sólo 8 días de intervalo) estaban financiando a al-Qaeda y conocían de antemano la realización de los ataques del 11 de septiembre (61-65).
35. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba del financiamiento de los sauditas a al-Qaeda (65-68).
36. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba que demuestra que dinero perteneciente a la esposa del príncipe Bandar, la princesa Haifa, fue entregado a agentes de al-Qaeda (69-70).
37. Desmentido, que simplemente ignoró la diferencia existente entre vuelos privados y vuelos comerciales, sobre el hecho que el vuelo privado en el que varios sauditas viajaron el 13 de septiembre desde Tampa hasta Lexington violó los reglamentos sobre el espacio aéreo establecidos en aquella fecha (71-76).
38. Desmentido sobre la autorización extendida a varios sauditas para que salieran del territorio de Estados Unidos poco después del 11 de septiembre sin que esas personas fuesen sometidas a una investigación apropiada (76-82).
39. Omisión de la prueba que demuestra que el príncipe Bandar obtuvo una autorización especial de la Casa Blanca para los vuelos de los sauditas (82-86).
40. Omisión de la afirmación de Coleen Rowley según la cual responsables del Cuartel General del FBI habían visto el memo de Phoenix del agente Kenneth Williams (89-90).
41. Omisión del hecho que el agente del FBI en Chicago Robert Wright afirma que el Cuartel General del FBI cerró su investigación sobre una célula terrorista y trató posteriormente de intimidarlo para impedir que publicara un libro en el que relata sus experiencias (91).
42. Omisión de la prueba que demuestra que el Cuartel General del FBI saboteó el intento de Coleen Rowley y de otros agentes [del FBI] de Minneapolis de obtener una orden de búsqueda para conseguir la computadora de Zacarias Moussaoui (91-94).
43. Omisión de las tres horas y media de testimonio que prestó ante la Comisión la ex traductora del FBI Sibel Edmonds que, según una carta que ella misma hizo pública y que dirigió al presidente [de la Comisión] Kean, revelaba serias disimulaciones por parte de responsables del FBI en relación con el 11 de septiembre y dentro del propio Cuartel General del FBI (94-101).
44. Omisión del hecho que el general Mahmud Ahmad, jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes], se encontraba en Washington una semana antes del 11 de septiembre y que se reunió allí con el director de la CIA, George Tenet, así como con otros altos responsables estadounidenses (103-04).
45. Omisión de la prueba que demuestra que Ahmad, el jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes] ordenó el envío de 100 000 dólares a Mohamed Atta antes del 11 de septiembre (104-07).
46. Afirmación de la Comisión de que no encontró prueba alguna de que algún gobierno extranjero, incluyendo al de Pakistán, haya financiado a agentes de al-Qaeda (106).
47. Omisión del informe según el cual la administración Bush presionó a Pakistán para que Ahmad fuese destituido de su cargo de jefe del ISI después de la divulgación de la información que revelaba que este había ordenado el envío de dinero del ISI a Mohamed Atta (107-09).
48. Omisión de la prueba que el ISI (y no sólo al-Qaeda) se encontraba detrás del asesinato de Ahmad Shah Massud (el comandante de la Alianza del Norte en Afganistán) que se produjo precisamente después de un encuentro que duró una semana entre responsables de la CIA y del ISI (110-112).
49. Omisión de la prueba que demuestra que el ISI está implicado en el secuestro y posterior asesinato de Daniel Pearl, periodista del Wall Street Journal (113).
50. Omisión del informe de Gerald Posner según el cual Abu Zubaydah afirmó que un oficial militar pakistaní, Mushaf Ali Mir, que mantenía estrechos vínculos con el ISI y con al-Qaeda sabía de antemano de los ataques del 11 de septiembre (114).
51. Omisión de la predicción que hizo, en 1999, Rajaa Gulum Abbas, agente del ISI, de que las Torres Gemelas «se derrumbarían» (114).
52. Omisión del hecho que el presidente Bush y otros miembros de su administración se refirieron repetidamente a los ataques del 11 de septiembre como «oportunidades» (116-17).
53. Omisión del hecho que el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano («The Project for the New American Century»), muchos de cuyos miembros se convirtieron en figuras claves de la administración Bush, publicó en el año 2000 un documento que decía que un «nuevo Pearl Harbour» ayudaría a conseguir fondos para una rápida transformación tecnológica del aparato militar estadounidense (117-18).
54. Omisión del hecho que Donald Rumsfeld, quien fue presidente de la comisión del US Space Command y había recomendado aumentar el presupuesto destinado a este, se valió de los ataques del 11 de septiembre, en la tarde de ese mismo día, para garantizar esos fondos (119-22).
55. No se mencionó que las tres personas responsables del fracaso de los esfuerzos por prevenir los ataques del 11 de septiembre (el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el general Richard Myers y el general Ralph Eberhart) eran también los tres principales promotores del US Space Command (122).
56. Omisión del hecho que Unocal había declarado que los talibanes no podían garantizar la seguridad adecuada para emprender la construcción de sus pipelines (para petróleo y gas) a partir de la cuenca del Caspio y a través de Afganistán y Pakistán (122-25).
57. Omisión del informe según el cual representantes de Estados Unidos dijeron durante un encuentro, en julio de 2001, que ya que los talibanes rechazaban su proposición de construir un oleoducto, una guerra contra ellos comenzaría en octubre (125-26).
58. Omisión del hecho que en su libro, publicado en 1997, Zbigniew Brzezinski escribía ya que para que Estados Unidos pueda mantener su predominio global es necesario que ese país controle el Asia central, con sus vastos recursos petrolíferos, y que un nuevo Pearl Harbour sería útil para obtener el apoyo de la opinión pública estadounidense a esos designios imperiales (127-28).
59. Omisión del hecho que miembros claves de la administración Bush, entre ellos Donald Rumsfeld y su delegado Paul Wolfowitz, se esforzaron durante muchos años por desatar una nueva guerra contra Irak (129-33).
60. Omisión de los apuntes de las conversaciones de Donald Rumsfeld correspondientes al 11 de septiembre que demuestran que este estaba decidido a utilizar los ataques como pretexto para desatar una guerra contra Irak (131-32).
61. Omisión de la declaración que aparece en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, según la cual «la necesidad de una fuerte presencia estadounidense en el Golfo va más allá del tema del régimen de Sadam Husein» (133-34).
62. Afirmación según la cual el protocolo de la FAA (Federal Aviation Agency) sobre lo sucedido el 11 de septiembre requería un largo proceso de aplicación que tenía que pasar por varias etapas de la cadena de mando cuando el propio Informe Oficial [de la Comisión] cita pruebas de lo contrario (158).
63. Afirmación según la cual en aquellos días sólo dos bases de la fuerza aérea estadounidense del sector noreste del NORAD (North American Aerospace Defense Command o Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte) mantenían cazas en alerta y, en particular, que no había aviones de combate en alerta en las bases de McGuire y de Andrews (159-162).
64. Omisión del hecho que la base Andrews de la fuerza aérea estadounidense tenía varios aviones de caza en alerta permanente (162-64).
65. Aceptación de la doble afirmación según la cual el coronel Marr, del NEADS (North East Air Defense Sector), tenía que comunicarse telefónicamente con un superior para que este lo autorizara a enviar aviones de caza desde [la base] de Otis y que necesitó 8 minutos para realizar esa llamada (165-66).
66. Aprobación de la afirmación según la cual la pérdida de la señal del transpondedor de un avión hace prácticamente imposible la localización de la nave por los radares militares estadounidenses (166-67).
67. Afirmación según la cual la intercepción de Stewart Payne no demostró que el tiempo de respuesta del NORAD en el caso del vuelo AA11 fue extraordinariamente lento (167-69).
68. Afirmación según la cual los cazas de la base de Otis se mantuvieron en tierra durante 7 minutos después de haber recibido la orden de despegue porque no sabían adónde volar (174-75).
69. Afirmación según la cual las fuerzas armadas estadounidenses no sabían del desvío del vuelo UA175 hasta las 9h30, momento exacto en que este vuelo se estrelló contra la torre sur del WTC (181-82).
70. Omisión de toda explicación sobre (a) la razón por la cual un informe anterior del NORAD, según el cual la FAA notificó a los militares el desvío del vuelo UA175 a las 8h43, se considera ahora como falso y (b) cómo fue que ese informe, si era falso, pudo ser publicado y se mantuvo como válido durante cerca de 3 años (182).
71. Afirmación según la cual la FAA no estableció la teleconferencia sino a partir de las 9h20 de aquella mañana (183).
72. Omisión del hecho que un memo de Laura Brown, de la FAA, afirma que la teleconferencia se estableció sobre las 8h50 y que trató precisamente sobre el desvío del vuelo UA175 (183-84, 186).
73. Afirmación según la cual la teleconferencia del NMCC, (Centro de Mando Militar o National Military Command Center) no comenzó antes de las 9h29 (186-88).
74. Omisión, en la afirmación de la Comisión de que el vuelo AA77 no se desvió de su trayectoria antes de las 8h45, del hecho que la hora mencionada en informes anteriores fue las 8h46 (189-90).
75. Fracaso en mencionar que el anuncio de la caída de un jet en Kentucky, poco después del momento en que el vuelo AA77 desapareciera del radar de la FAA, fue tomada lo bastante en serio por los responsables de la FAA y de la unidad antiterrorista del FBI como para que estos la enviaran a la Casa Blanca (190).
76. Afirmación según la cual el vuelo AA77 voló durante cerca de 40 minutos por el espacio aéreo estadounidense en dirección a Washington sin ser detectado por los radares militares (191-92).
77. Fracaso en explicar, si el anterior informe del NORAD según el cual se le informó a este –a las 9h24– que la trayectoria del vuelo AA77 era «incorrecta», cómo fue que ese informe erróneo pudo salir a la luz, o sea que se trata de saber si los responsables del NORAD mintieron o si fueron «embaucados» durante cerca de tres años (192-93).
78. Afirmación según la cual los aviones de combate de Langley, que según dijera primeramente el NORAD fueron enviados a interceptar el vuelo AA77, fueron realmente desplegados como respuesta a un informe erróneo de un controlador (no identificado) de la FAA de las 9h21 de que el vuelo AA11 se encontraba aún en vuelo y que se dirigía hacia Washington (193-99).
79. Afirmación según la cual los militares no fueron contactados por la FAA sobre el probable secuestro del vuelo AA77 antes del impacto contra al Pentágono (204-12).
80. Afirmación de que Jane Garvey no se sumó a la videoconferencia de Richard Clarke hasta las 9h40, o sea después del impacto contra el Pentágono (210).
81. Afirmación de que ninguna de las teleconferencias logró coordinar la FAA y las respuestas de los militares a los secuestros porque «ninguna [de las mismas] incluía a los responsables adecuados en el seno de la FAA y del Departamento de Defensa », aunque Richard Clarke dice que su propia videoconferencia incluía a la directora de la FAA Jane Garvey, al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y al general Richards Myers, jefe interino de las Fuerzas Armadas (211).
82. Afirmación de la Comisión según la cual esta no sabía qué miembros del Departamento de Defensa participaron en la videoconferencia con Richard Clarke cuando el propio Clarke afirma en su libro que se trataba de Donald Rumsfeld y del general Myers (211-212).
83. Aprobación de la afirmación del general Myers de que él se encontraba en el Capitolio durante los ataques sin mencionar el informe contradictorio de Richard Clarke, según el cual Myers estaba en el Pentágono y participó en la videoconferencia con Clarke (213-17).
84. Fracaso al mencionar la contradicción entre el testimonio de Clarke sobre los movimientos de Rumsfeld de aquella mañana y las declaraciones del propio Rumsfeld (217-19).
85. Omisión del testimonio del secretario de Transporte Norman Mineta ante la propia Comisión, testimonio según el cual el vicepresidente Cheney y las demás [personas presentes] en el refugio subterráneo habían sido advertidas a las 9h26 de que un avión se acercaba al Pentágono (220).
86. Afirmación según la cual los responsables del Pentágono no sabían que un avión se estuviera acercando a ellos antes de las 9h32, las 9h34 o las 9h36, o sea sólo minutos antes que el edificio fuera impactado (223).
87. Aceptación de dos versiones que se contradicen entre sí sobre el aparato que impactó el Pentágono: una que describe la ejecución de una espiral de 330 grados hacia abajo (un «picado a gran velocidad») y otra en la que no se menciona esa maniobra (222-23).
88. Afirmación según la cual los cazas provenientes de Langley, que supuestamente recibieron la orden de despegar rápidamente para proteger Washington del «vuelo fantasma AA11» no estaban en lo absoluto cerca de Washington porque fueron enviados hacia el océano por error (223-24).
89. Omisión de todas las pruebas que sugieren que lo que impactó el Pentágono no fue el vuelo AA77 (224-25).
90. Afirmación según la cual la FAA no informó a los militares sobre el desvío del vuelo UA93 antes de que este se estrellara (227-29, 232, 253).
91. Doble afirmación de que el NMCC no monitoreó la conferencia iniciada por la FAA y no pudo por consiguiente conectar a la FAA con la teleconferencia iniciada por el NMCC (230-31).
92. Omisión del hecho que el Servicio Secreto dispone de medios que le permiten tener conocimiento de todo lo que hace la FAA (233).
93. Omisión de toda investigación sobre las razones que llevaron al NMCC a comenzar su propia teleconferencia si, como dijo Laura Brown –de la FAA–, eso no forma parte del protocolo standard (234).
94. Omisión de toda investigación sobre por qué el general Montague Winfield no solamente fue reemplazado por un «bisoño» (a rookie), el capitán Leidig, como director de operaciones del NMCC sino que abandonó además el mando cuando estaba claro que el Pentágono se encontraba ante una crisis sin precedente (235-36).
95. Afirmación según la cual la FAA notificó (de forma errónea) al Servicio Secreto, entre las 10h10 y las 10h15, que el vuelo UA93 se encontraba todavía en vuelo y se dirigía hacia Washington (237).
96. Afirmación según la cual el vicepresidente Cheney no dio la autorización para disparar hasta las 10h10 (varios minutos después de la caída del vuelo UA93) y que esa autorización no fue transmitida a la fuerza aérea hasta las 10h31 (237-41).
97. Omisión de todas las pruebas que indican que el vuelo UA93 fue derribado por un avión militar (238-39, 252-53).
98. Afirmación según la cual [el zar del contraterrorismo] Richard Clarke no recibió el pedido de autorización de fuego hasta las 10h25 (240).
99. Omisión del testimonio del propio Clarke, que sugiere que este recibió el pedido de autorización de fuego hacia las 9h50 (240).
100. Afirmación según la cual Cheney no bajó al refugio subterráneo del PEOC [o CPOU (siglas correspondientes a Centro Presidencial de Operaciones de Urgencia]) hasta las 9h58 (241-44).
101. Omisión de los múltiples testimonios, entre ellos los de Norman Mineta [secretario de Transporte] ante la propia Comisión, testimonios según los cuales el [vicepresidente] Cheney se encontraba en el CPOU antes de las 9h20 (241-44).
102. Afirmación según la cual la autorización para derribar un avión civil tenía que ser otorgada por el presidente (245).
103. Omisión de informes según los cuales el coronel Marr ordenó derribar el vuelo UA93 y el general Winfield indicó que él mismo y otros [oficiales] esperaban en el NMCC que un caza alcanzara el vuelo UA93 (252).
104. Omisión de informes que indican que había dos aviones de caza en el aire a varios kilómetros de New York y tres a sólo 320 kilómetros de Washington (251).
105. Omisión del hecho que había por lo menos 6 bases militares con cazas en estado de alerta en la región noreste de Estados Unidos (257-58).
106. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD había definido su misión solamente en términos de defensa contra amenazas dirigidas [hacia Estados Unidos] desde el extranjero (258-62).
107. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD no había previsto la posibilidad de que un grupo de terroristas pudiera utilizar aviones de pasajeros secuestrados como misiles (262-63).
108. Fracaso en poner en perspectiva la significación del hecho, presentado en el propio Informe, o en mencionar otros hechos que prueban que el NORAD sí había efectivamente previsto la amenaza que podía representar la posible utilización de aviones de pasajeros secuestrados como misiles (264-67).
109. Fracaso en explorar la implicaciones de la cuestión de saber cómo pudieron influir la maniobras militares («war games») programadas para aquel día en el fracaso de los militares en los intentos por interceptar los aviones de pasajeros secuestrados (268-69).
110. Fracaso en discutir la posibilidad que el desarrollo de la Operación Northwoods haya favorecido los ataques del 11 de septiembre (269-71).
111. Afirmación (presentada para explicar por qué los militares no recibieron la información sobre los aviones secuestrados con tiempo suficiente para lograr interceptarlos) según la cual el personal de la FAA falló inexplicablemente unas 16 veces en la aplicación de los procedimientos normales (155-56, 157, 179, 180, 181, 190, 191, 193, 194, 200, 202-03, 227, 237, 272-75).
112. Fracaso en mencionar que la proclamada independencia de la Comisión se vio fatalmente comprometida por el hecho que su director ejecutivo, Philip Zelikow, era prácticamente miembro de la administración Bush (7-9, 11-12, 282-84). (ndt: era colaborador cercano de Condoleeza Rice)
113. Fracaso en mencionar que la Casa Blanca trató primeramente de impedir la creación de la Comisión [Oficial de Investigación sobre los Ataques Terroristas del 11 de Septiembre] y que obstaculizó después el trabajo de esta, como lo hizo al asignarle un presupuesto extremadamente restringido (283-85). (ndt: Presupuesto estimado en 15 millones de dólares cuando el film de ficción «Vuelo 93» de Paul Greengrass costó 18 millones y «World Trade Centre» de Oliver Stone costó CUATRO VECES MÁS, o sea 60 millones de dólares. En lo tocante al primer punto, la creación de la Comisión no se produjo hasta después de 441 días de los ataques y el presidente Bush propuso que fuera presidida por Henry Kissinger… para luego retractarse ante las violentas críticas de la opinión pública contra esa proposición.)
114. Fracaso en mencionar que el presidente de la Comisión, la mayoría de los demás miembros de la Comisión, y por lo menos la mitad del personal de la misma tenía serios conflictos de intereses (285-90, 292-95).
115. Fracaso de la Comisión, la cual se vanagloriaba de que la presentación de su informe final había tenido lugar «sin disensión», en mencionar que esto fue posible únicamente porque Max Cleland, el miembro de la Comisión más crítico en cuanto a la actuación de la Casa Blanca –juró incluso «que no sería cómplice de un tratamiento parcializado de las informaciones»–, tuvo que renunciar a su puesto dentro de la Comisión para poder aceptar un cargo en el Banco Export-Import y que la Casa Blanca dio a conocer su nominación para ese cargo únicamente después que las críticas emitidas por Cleland se hicieron especialmente directas (290-291).
Terminaré precisando que concluí mi estudio del texto que he dado en llamar «el informe Kean-Zelikow» escribiendo lo siguiente: Finalmente, el Informe de la Comisión Investigadora sobre el 11 de septiembre, lejos de evacuar mis dudas en cuanto a una complicidad oficial, no hizo más que confirmarlas. ¿Qué podría llevar a los responsables encargados de la redacción de ese informe final a montar una superchería de tanta envergadura si no el intento de enmascarar enormes crímenes? (291).

jueves, 8 de septiembre de 2011

Duración de la eternidad

Los relojes suponen que la duración es precisa. Los suizos
basan buena parte de su identidad en esta mentira. El mundo
nos impone horarios establecidos; cada encuentro se agenda
anotando, puntualmente, una cifra en el calendario; para
realizar un proyecto (se nos ha dicho) debemos diseñar rigurosos
cronogramas; toda programación supone intervalos
medibles. Sabemos lo que haremos de un momento a otro,
revisando cuánto ha avanzado el reloj o a qué momento del
día hemos arribado. Ninguno de estos hábitos, sin embargo,
refieren a la verdadera duración de las cosas. Cada experiencia
es un universo singular con sus propias dimensiones
temporales, con su propia vitalidad destructiva o creadora.
Un baile o una mirada, por ejemplo, pueden durar no una
eternidad, pero sí mucho más de los seis minutos o los tres
segundos que el cronómetro les concedió de vida. Ciertas
experiencias nos disocian del mundo y de sus tiempos perfectos;
es en esas treguas interiores en donde la realidad se presiente
y sucede. La herida producida en la honda profundidad de
un solo instante puede perpetuarse de manera indefinida.
¿Quién puede saber, en verdad, cuánto duró aquella conversación
que nos cambió la vida, que nos lanzó hacia el planeta
de los misántropos –dejándonos sin conexión con el universo
tranquilizador que hasta ese momento habitábamos? El tiempo
también muere y a veces renace. El placer redimensiona la
eternidad de cada santiamén. El lapso de los días depende del
miedo cotidiano.

Somnolencia

Cuando la ciudad duerme, sueña con insectos recitadores de
monótonos monólogos y ladridos de perros invisibles, con
vientos súbitos y fríos, con sirenas de cristal que aúllan en
la oscuridad, con motores que rugen hambrientos de combustiones
y con el pavimento mojado que brilla lechoso bajo
el halo de una terrenal luz blanca. Puertas que se abren a
medias o que se cierran tras un amén de llaves pasadas y
cerraduras puestas, con bombas de aguas insomnes, con aves
de canto dormido. Una ciudad que se mueve inquieta bajo alcantarillas
sueltas y grietas en el asfalto, una ciudad coronada
por cerros minados de muertos de hambre, putas y ladrones
que en medio de la noche brillan como piedras preciosas de
países exóticos. Sueña también con aceras pobladas de fauna
madrugadora e incierta, con areperas que abren las veinticuatro
horas y los setecientos días de la semana, con risas
obscenas y minifaldas generosas, con mujeres encerradas en
cuerpos de hombres vendiendo placeres fingidos a ingenuos
solitarios y devoradores de placeres
.

Vida frágil

Estaba con Chester en la caseta de vigilancia. Chester es
alcohólico y tiene 40 años más que yo. El viejo siempre saca
buenas historias y uno puede ir a fumarse un porro con toda
confianza (se supone que vigila que nadie vaya y se robe un
auto, pero a quien cuida es a nosotros). Desde tempra le pega
al pisto. Para entrar en calor. Me dijo que en su juventud fue
luchador, bien duro, de ésos de barrio. Hasta tuvo su buena
racha. Alzando un cinturón de campeón, con esos ojos
azules de brillo rabioso, traía muertas a todas las morras del
vecindario. Ahora se junta con putas añejas o con mujeres
piedrosas, pero igual tiene compañía femenina y así va
pasando la vida, entre copa y copa. Chester se había bebido el
resto de su charro negro. Eran casi las dos, hora de la salida.
Comenzó a redactar el informe: once de diciembre de dos mil
siete… catorce horas… SIN NOVEDAD.
En ese momento el tiempo se desfasó vagamente. Todo
sucedió muy rápido. Escuchamos un golpe en la ventana y
vimos caer un bultito. Una pandilla de zanates que perseguía
a un gorrión había girado bruscamente en el aire. El gorrión,
más concentrado en escapar de sus victimarios que en otra
cosa, se había estrellado contra el vidrio de la caseta y ahora
permanecía inmóvil en un escalón despostillado. Chester lo
recogió. Era una cría. Sus párpados estaban cerrados. Sus
párpados parecían difusamente humedecidos, como el rastro
que queda de un halo sobre un cristal ahumado. Chester
comenzó a soplarle en la nuca, a frotarle el pecho. No
respondía. Abrió su pico y se lo puso en la boca para darle
aire. Tampoco. El golpe lo había dejado extraviado. Con frialdad
quirúrgica fue girándolo de cabeza hasta que el gorrión,
por instinto, aleteó un poco. Sus ojos seguían cerrados, pero
ya abría el pico. Luego lo paró sobre uno de sus dedos y por sí
solo se mantuvo erguido. Chester me dijo que si no se paraba,
se moría. Tomó la botella de tequila y se echó unas gotas en
la palma de la mano. Le mojó la nuca y la cloaca y otra vez le
dio respiración con la boca. El gorrión entreabrió los ojos a la
mitad y supe que ese horizonte representaba el paso ambiguo
entre la vida y la muerte. Parecía no decidirse.
Chester extendió sus alas y surgió un hermoso abanico
multicolor, desde el amarillo limón hasta el gris pardo. No
te mueras, cabrón, le decía el viejo. Tomó un buche de agua
simple y le dio de beber en el pico. El gorrión agitó las alas,
pero esta vez con más vigor. Al fin consiguió abrir los ojos
por completo. En medio de dos océanos castaños, sus pupilas
brillaban dilatadas y expectantes, como si la visión de la
realidad fuera algo insoportablemente nuevo. Su pico seguía
entreabierto, pidiendo oxígeno, o tal vez un poco de sosiego.
Chester puso de pie al gorrión, sujetando sus patas entre el
índice y el pulgar. Así se carga un ave, para no lastimarla, me
dijo. Salimos de la caseta. Los zanates se habían posado en un
árbol lejano. Para ellos, nosotros somos el peligro.
Chester acarició la cabeza del gorrión y le sopló de nuevo.
Le dio unos tirones del pico, como hacen con los gallos de
pelea que agonizan. El instinto de las aves siempre supervisa
sus partes más vulnerables, las obliga a reaccionar cuando
están prensadas. Repitió la maniobra hasta que el pico quedó
totalmente sellado. Con ese movimiento el gorrión parecía
afirmar la vida como nunca nadie lo ha hecho. Aunque
Chester se había mostrado circunspecto todo el tiempo, por
primera vez lo noté verdaderamente relajado. Me miró y se
sonrió. Evidentemente, Chester ya había reanimado a varios
animales desahuciados. Creo que a un perro que se había comido
unas tortillas envenenadas. ¡Los cabrones le vaciaron
veneno en la comida!, me dijo. Y yo pensé, qué cabrones.
Mientras tanto, la pequeña ave contemplaba el estacionamiento
posada sobre la mano de aquel viejo borracho que le
había regalado un suspiro.