Pactar con el Diablo
Quizás sea cierto, quizás Dios haya jugado demasiado a los dados y haya perdido el planeta...
Pactar con el diablo
Yo no hago que las cosas pasen, ni obligo a nadie a actuar. Yo solo pongo el escenario.
Pactar con el diablo
Dios te dice que mires pero no toques... que toques, pero no pruebes… que pruebes pero no disfrutes... y mientras, se está muriendo de risa.
Pactar con el Diablo
¿Sabes lo que te estás perdiendo? Lo que consigo yo. Imagina una chica guapa a la que me he follado de mil maneras distintas. Acabamos. Se va al cuarto de baño. Intenta caminar. Se da la vuelta y… ¿a quién ve? A mí. No se la ha cepillado un semental; sólo un tipo como yo. Y veo esa expresión en su cara de: ¿Cómo? Pero, ¿qué me ha pasado? Soy la mano que a la Mona Lisa excita. Soy la sorpresa. No saben como pillarme. Eso te estás perdiendo. ¿Dónde está el pollo? Hay un pollo que juega a las tres en raya y nunca pierde. Es famoso. Nunca pierde, ¡igual que tú! Vamos, te enseñaré la forma más rápida de llegar a la patria. Es el metro, Kevin. Cógelo, ¡vive la calle! Yo no uso otro medio.
Pactar con el diablo
—¿Esto es todo el piso? —Sí, sólo esta sala. —¿Y el dormitorio? —No hay. —¿Dónde duerme? —¿Quién ha dicho que duerma? —¿Dónde folla? —¡Por todas partes!
Pactar con el diablo
Te dire algo sobre Dios: es el peor casero del mundo
Pactar con el Diablo
A Dios le gusta observar, es un bromista: dota al hombre de instintos, nos da esta extraordinaria virtud, y ¿qué hace luego? Los utiliza para pasárselo en grande, para reírse de nosotros, para ver como quebrantamos las reglas. Él dispone las reglas y el tablero y es un auténtico tramposo: “mira, pero no toques”; “toca, pero no pruebes”; “prueba, pero no saborees”. Y mientras nos lleva como marionetas de un lado a otro, ¿qué hace él? Se descojona, ¡se parte el culo de risa!
Pactar con el Diablo
La Vanidad es sin duda alguna mi pecado favorito